Cómo interpretar sus notas

Lo habitual es que los pequeños traigan a casa periódicamente los trabajos realizados en el aula durante los últimos meses. Junto a la carpeta de fichas y dibujos, los padres reciben del centro un informe de evaluación. “¿Pero no son demasiado pequeños para traer notas?”, se preguntan.

Y es cierto, son demasiado pequeños. A diferencia de lo que pasa en otras etapas, en Educación Infantil no se hacen exámenes, ni existen los aprobados ni los suspensos. Las calificaciones tal como las conocemos (sobresaliente, notable, etc.) aparecen más adelante, en Primaria.

Lo que se evalúa en el periodo escolar que va desde los 0 a los 6 años no son los conocimientos que tienen los niños, sino su proceso de desarrollo y aprendizaje, es decir, cómo y a qué ritmo evoluciona cada uno, y si está alcanzando los objetivos esperables para su edad. Entre otras cosas, esto permite adecuar la enseñanza a las necesidades del alumno en particular.

Para valorar todos estos aspectos se emplean criterios y herramientas adaptadas a la edad y peculiaridades de los pequeños escolares.

Una evaluación continua

El seguimiento de los progresos se realiza de forma constante, es decir, no se evalúa al niño en un momento concreto, sino que se va obteniendo información día a día a lo largo del curso. La evaluación se realiza principalmente a través de:

La observación. Es el principal medio de los educadores para estimar las capacidades y los avances. Al no haber exámenes ni controles, los profesionales tienen que fijarse en el comportamiento, la actitud y las reacciones de los pequeños, en lo que hacen y en lo que dicen.

Las propias familias. Las entrevistas periódicas con los padres pueden ofrecer al maestro datos muy interesantes de cuál es la situación de partida de cada niño y cómo va progresando a medida que avanza el curso.

El trabajo en el aula. Las producciones que los alumnos realizan en el aula durante la jornada escolar también sirven para evaluar el aprendizaje. Lo que a nosotros pueden parecernos simples manualidades y divertidos garabatos sin trascendencia, al maestro le sirven para sacar valiosas conclusiones, para saber, por ejemplo, qué grado de destreza manual ha adquirido el niño o si ya es capaz de distinguir colores.

Qué aspectos se contemplan

Aunque los contenidos educativos pueden variar algo de unas comunidades a otras, especialmente en lo que se refiere al primer ciclo de Educación Infantil (0-3 años), en general el aprendizaje gira en torno a tres grandes áreas: conocimiento de sí mismo y autonomía personal, conocimiento del entorno y lenguaje. Dentro de cada área, se evalúan aspectos muy concretos, que varían en función del curso en que esté el niño.

Entre otras cosas, se estima si es capaz de reconocer, nombrar y localizar las distintas partes del cuerpo; si ya es capaz de comer solo; si camina con soltura, corre o salta; si tolera las muestras de afecto de otras personas, y si él las ofrece; si acepta y respeta las normas que rigen los juegos; si puede identificar objetos de su entorno y si intenta explorarlos; si se expresa con claridad; si muestra interés en comunicarse; si entiende órdenes e instrucciones sencillas, etc.

Cómo valorar el informe

El boletín tiene un carácter básicamente informativo; al leerlo, los padres pueden saber qué aspectos se han trabajado en clase, qué aprendizajes ha adquirido su hijo, cuáles son sus posibilidades, y cuáles las dificultades, si las hay.

Cuando lo que refleja el informe es positivo y encaja con la idea que los padres tienen de la evolución y capacidades de su hijo, todo es estupendo. Pero, ¿cómo reaccionar si del boletín se desprende que el niño no avanza como sería deseable?

• Tanto si no entendemos algo, como si lo que leemos nos resulta chocante, lo mejor es dirigirse al tutor. Él nos aclarará todas las dudas.

• Nuestra actitud hacia el informe de evaluación debe ser positiva. Hay que transmitir al niño la idea de que puede mejorar ese aspecto que aún no domina. Esto no solamente es válido para esta etapa educativa, sino para toda la vida escolar.

• El boletín es sólo una parte de la información que el centro escolar da a los padres. En la etapa de Educación Infantil la comunicación entre escuela y familia es especialmente importante. Hablar a menudo con educadores y maestros y acudir a todas las entrevistas es una forma de saber si nuestro hijo está progresando adecuadamente.

• Evitemos compararle. Cada uno tiene un ritmo propio de maduración y aprendizaje.

• Si el informe nos da a entender que nuestro hijo va flojo en una determinada área, hablemos con el tutor por si considera necesario algún tipo de refuerzo. En casa se pueden potenciar destrezas y aprendizajes, pero siempre de forma lúdica y en coordinación con sus maestros.

• Si el informe refleja aspectos que no conocíamos (no comparte juguetes), no hay que sorprenderse. Muchos niños muestran comportamientos diferentes en casa y en la escuela.

• En caso de que el informe no sea tan favorable como desearíamos, y siempre que el tutor no sospeche la existencia de algún problema, no debemos darle mayor importancia. Es todavía muy pequeño y tiene mucho tiempo para aprender.

Cómo es el boletín

Todas las valoraciones sobre el desarrollo y aprendizaje del niño se recogen en un informe que elabora el tutor y cuyo formato cambia de unos centros a otros:

• Las estimaciones se expresan en referencia al momento del proceso de aprendizaje en que se encuentra el niño. Por ejemplo: “adquirido”, “en proceso de adquisición” o “necesita más práctica”. O bien: “conseguido” y “en proceso” (la terminología puede variar).

• El informe puede ir acompañado de alguna observación del tutor. Ahora bien, no debería incluir etiquetas ni calificativos acerca de la conducta del niño. Tampoco debería contener predicciones sobre su futuro escolar

• Se ofrece a las familias un mínimo de tres boletines, uno por trimestre, además de uno al final del curso, y otro más al concluir el ciclo (0-3 años o 3-6 años).

 

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