El niño quiere su chupete como a una parte de sí mismo y no tiene mucha práctica en esto de crecer y dejar cosas. Pero así como dejó los pañales y cambió la cunita por una cama, dejará el chupete. A los tres años, con el inicio del cole, está en un momento excelente para decir adiós a su chupete. Y según un estudio realizado por Jane Soxman, de la Junta Americana de Odontología Pediátrica, el chupete no produce malformaciones dentales si se abandona antes de los tres años.
¿Cuándo está preparado?
Desde el punto de vista orgánico, cuando desaparece el reflejo de succión, alrededor del primer año del bebé. El chupetear, que es una actividad imprescindible para el desarrollo psíquico en los primeros tiempos, poco a poco cede en su función hasta desaparecer. Pero ya el chupete se ha convertido en un objeto afectivo para el niño. Entonces hay que ayudarle para que pueda romper ese vínculo. Hay pequeños que lo dejan rápidamente sin ningún conflicto, pero son los menos; para la mayoría es todo un avance de madurez. No todos los niños usan igual el chupete y dependiendo de la relación que tengan mostrarán más o menos resistena dejarlo. Observemos si nuestro hijo está o no muy aferrado al chupete:
• Si bebe agua en vaso
• Si come solo
• Si se pone el chupete cuando está aburrido, cuando tiene miedo
• Si de día no lo usa y sólo lo pide para dormir.
Cuando lo anterior se cumple, es que tiene todo de su parte para dejarlo y podemos empezar a planteárselo y apoyarle para llevarlo a cabo.
Cosas que no ayudan
A veces a los padres les cuesta ver cómo crecen sus hijos, el tiempo se les pasa demasiado rápido y de alguna manera desean que sigan siendo bebés. Este sentimiento es percibido por los niños y puede interferir en las etapas naturales del crecimiento. Y así, a los cuatro años siguen con el chupete a cuestas.
También se da el caso contrario, padres que apuran a crecer. No se dan cuenta de que el crecimiento es un tiempo de afrontar pérdidas, de hacer duelos, que no se puede acelerar artificialmente. Forzar al niño sin respetar sus tiempos no le hará crecer.
Otra forma de forzarlos es hablar mal o contar cosas feas sobre el chupete, del tipo: “Se lo llevaron los bichos”, “ Lo tiré a la basura”, “Es caca, no lo puedes usar más”, “Se lo regalamos al primito que es bebé o lo guardamos para el hermanito”, “Se perdió”.
Tácticas y estrategias para una separación feliz
Lo que más ayuda es mostrar comprensión ante el difícil momento y una total confianza en el éxito del proceso.
La retirada debe ser gradual
• Se permite usarlo en la casa pero fuera, no.
• Sí para dormir pero no durante el día. Se puede establecer un lugar para guardar el chupete durante el día y que sea el niño quien lo guarde al despertarse y quien lo vaya a buscar para dormir.
• Si está muy apegado, se le puede proponer que para algunas actividades no lo use. Por ejemplo, durante el baño o mientras juega con determinados juguetes.
• También es buena idea regalarle una trompeta, ahora tiene que usar la boca para una cosa de mayores.
• Es importante elogiarle cuando no lo use, y decirle lo mayor que es, que no lo necesita.
Lo que dicen papá y mamá
Lejos de ridiculizarle por continuar con conductas infantiles, se trata de enfatizar su crecimiento. “Ahora que eres grande y tienes dientes para morder y masticar…
A ver, tócate los dientecitos. Ahora que puedes caminar y subirte a las sillas porque tienes piernas fuertes… ¡Mira qué fuertes son! Ahora ya no necesitas el chupete que usaste cuando eras pequeño. El chupete te ayudó a crecer, vamos a darle las gracias al chupete y a decirle adiós. Gracias, querido chupete, porque me ayudaste a crecer, ahora te digo adiós… Vamos a guardarlo en una cajita y se queda con nosotros de recuerdo”.
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