Desde antes de nacer

Qué siente el futuro bebé dentro del vientre de su madre? Los adelantos tecnológicos enseñan que, a partir del tercer mes, sus sentidos están formados y reciben sensaciones. También parece que es un ser sociable, que siente el amor o rechazo de sus padres, y que experimenta placer o dolor. Se sabe que el estrés de su madre repercute en él hasta el punto de poder interferir en la formación de los órganos.

¿Qué es la estimulación prenatal?

Es una práctica que usa estímulos sonoros como las voces de los padres y la música, el movimiento, la presión, la vibración y la luz para comunicarse con el hijo antes de que nazca. Podemos documentarnos sobre cómo llevarla a cabo, pero también nuestro amor nos permitirá estar en contacto con nuestro hijo durante todo el embarazo.

El feto aprende “por impregnación”. Su mundo en la tripa materna está lleno de los estímulos que le brinda, principalmente, el estado emotivo de su mamá. Una madre tranquila, que todos los días se toma un rato para conectar con su embarazo, relajarse, acariciar su tripa, pensar en su hijo, alegrarse de tenerle dentro y desear que llegue el día de poder abrazarle, y un padre sereno, que habla, canta y acaricia la tripa de mamá es todo lo que necesita el futuro bebé para sentirse bien.

Investigar sobre las ventajas de estimular al feto no es sencillo; es decir, influyen tantas variables que resulta difícil demostrar que una actuación en la etapa prenatal da lugar a niños más felices, equilibrados, inteligentes… Los numerosos estudios que han hecho el seguimiento de bebés estimulados durante la gestación hasta diferentes edades afirman que la estimulación prenatal produce:

• Bebés con mayor desarrollo en el área visual, auditiva, motora y lingüística.

• Mamás más seguras y activas durante el parto, con mejor respiración y mayores recursos para encontrar las posiciones menos dolorosas durante las contracciones.

• Padres varones que se implican emotiva y activamente en el cuidado del niño.

• Familias con lazos más intensos y mejor cohesión, predispuestas a los buenos vínculos.

Nueve meses de calma y felicidad

La mayoría de los programas de estimulación prenatal prefieren los estímulos que se dan en forma natural. Actúan directamente en la madre para, a través de ella, llegar al feto: técnicas de relajación, ejercicios para fortalecer la autoestima y la confianza en sí misma y en la pareja, consejos sobre nutrición y buenos momentos en una atmósfera tranquila que elimine el estrés cotidiano y proporcione bienestar. Pero, si además queremos jugar con el futuro bebé, es interesante saber cómo crece y se desarrolla en el útero.

Primer trimestre

Empieza por diferenciarse la cabeza y al mes el corazón empieza a latir. En el segundo mes se forman los ojos y crecen los brazos y las piernas; mide 3 cm y pesa 3 g, flota en el inmenso líquido amniótico. A los tres meses mueve brazos y piernas, ya tiene párpados, mide 10 cm y pesa 45 g.

• Es tiempo de acomodarse en un sofá y acariciarse la tripa mientras también se acaricia la idea del hijo. La maternidad comienza ahora.

Segundo trimestre

Hace movimientos de succión con la boca. Al cuarto mes ya se han formado los órganos principales, es capaz de oír los ruidos que provienen del cuerpo de la madre y percibe la luz a través de los párpados; hace los primeros gestos, como fruncir el ceño y bostezar. En el quinto mes oye los ruidos del exterior y es capaz de distinguir la voz de su mamá; si los sonidos le resultan agradables, acerca la cabeza a la pared del vientre; si no, se aleja. A los seis meses se mueve y abre los ojos, tiene reflejo prensil y de sobresalto.

• Ya se puede jugar con él. Cuando se mueva, hay que tocarse la tripa buscándolo y hablarle o arrullarlo. Es un buen momento para que el papá le empiece a hablar o a cantar, seguro que responde moviéndose. También se pueden practicar ejercicios de relajación que se hacen acostada y a cuatro patas, balanceos que son casi como llevarle a la montaña rusa. Y lo mejor, natación para embarazadas.

Tercer trimestre

A los siete meses se le acelera el corazón cada vez que su mamá habla y siente las caricias a través del vientre. Al octavo, reacciona con los cambios de luz en el exterior y el oído funciona perfectamente (escucha mejor los sonidos graves que los agudos). A los nueve meses ve resplandor cuando el sol da en el vientre de su madre.

• Ahora las caricias son lo primero, del papá, de la mamá y de los hermanos si los hay… Cantarle y hablarle mucho, llevarle de paseo por el sol y ponerle música. Le gusta que su madre baile suavemente.

Tener un embarazo relajado no significa vivir en una burbuja sin que nada nos afecte, sino que los sentimientos profundos y constantes sean de regocijo y bienestar durante la gestación del hijo.

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