Hoy tenemos cuatro consejos que debemos tener en cuenta para el que momento de lavarse los dientes sea eficaz.
• Un cepillo divertido, adaptado a su tamaño, les motivará a utilizarlo. Dejemos que participen en la elección.
• A partir de los dos años pueden usar pasta de dientes infantil.
• Deben tener su propio vaso para enjuagarse y su toalla para secarse.
• Es importante que todo esté a mano y que cuenten con una banqueta para llegar bien al lavabo.
• Un reloj de arena puede marcarles el tiempo de cepillado.
• Igual que nosotros, deben tener un neceser de viaje para cuando vayan a casa de los abuelos o de un amigo.
• Hay que renovar su equipo de limpieza bucal con regularidad.
En un mundo ideal, donde todos fuéramos modélicos y las normas se cumplieran al cien por cien, habría que lavarse los dientes inmediatamente después de cada comida. Pero los niños no son perfectos y sus padres menos. Así que estaría bien establecer que se laven tras el desayuno y siempre después de cenar. Más adelante podremos ampliar las sesiones.
Los padres son modelos para sus hijos y deben dejar que les vean cepillándose. Mientras, pueden explicar el método:
1. Hay que limpiar las superficies externas colocando el cepillo inclinado (en un ángulo de 45o), e ir barriendo desde las encías hacia el borde de los dientes.
2. Seguimos con la cara interna cepillando con pequeños movimientos de arriba abajo.
3. Pasamos a las superficies de masticación, y las limpiamos cuidadosamente de delante hacia atrás y de atrás hacia delante.
4. También hay que cepillarse las encías con suavidad, frotar en la lengua y en la cara interna de los mofletes. Hacia los dos años pueden empezar a utilizar un poco de pasta, pero la cantidad que pongan sobre el cepillo no debe ser superior al tamaño de un guisante.
Es preferible que los dentífricos para los más pequeños no lleven flúor, ya que hasta los tres años, más o menos, se tragarán cantidades de pasta. Consultemos con su pediatra, pues en muchas zonas el agua del grifo está fluorada y no se necesitan suplementos.
Se estima que a los cinco años un niño es capaz de limpiarse correctamente una cuarta parte de la boca. Cepillarse los dientes en la forma adecuada requiere un nivel de desarrollo psicomotor que no se adquiere antes de los siete u ocho años. Los padres tendrán que repasar la tarea de sus hijos, especialmente en las muelas, hasta los ocho años.
Hay niños que cierran su boca como una caja fuerte. Puede que se oponga a todo lo que a nosotros nos parece importante. Lo hacen muchos niños hacia los dos años. Llevarnos la contraria forma parte de su desarrollo. En este caso, lo mejor es pedir al pequeño opositor que elija lo que necesite: comprar con él la pasta de dientes que prefiera, un nuevo cepillo a su gusto, un vasito, una banqueta para que alcance bien y pueda cepillarse solo o una toalla con la imagen de su superhéroe favorito. De este modo sentirá que participa.
* Si a veces rehúsa la higiene dental porque le molesta o le duele el cepillado por una excesiva sensibilidad en dientes o encías, lo que podemos hace es comprarle un cepillo más suave, o dejerle que se limite a enjuagarse y a pasar el dedo por los dientes y encías con un poco de pasta hasta que se le pasen las molestias.
* Tal vez no soporte el sabor a menta. Hay muchos dentífricos infantiles y se puede cambiar hasta dar con el que prefiera.