Ahorrar es posible

En “Misericordia”, la novela de Galdós, una madre aconseja a su hija sobre asuntos económicos diciendo: “Bueno es que sepas qué tamaño ha de tener la sábana antes de estirar la pierna”; o sea, que lo principal es no gastar por encima de nuestras posibilidades.

Esta verdad, por más que sea de Perogrullo, no suele tenerse en cuenta. Cierto es que hay sueldos con los que resulta imposible vivir, pero con muchos otros bastaría con adaptar nuestro estilo de vida a lo que hay, ni más ni menos.

Lo primero de todo es sentarse con papel, bolígrafo y calculadora y hacer un presupuesto. Tenemos que consignar los gastos fijos, los esporádicos (el seguro del coche, el comienzo de curso) y dejar una partida para imprevistos (la nevera ha muerto). Poner por escrito nuestros gastos e ingresos y hacerlo cada mes nos ayuda a tomar conciencia de en qué se nos va el dinero y nos permite ver si es posible reducir algunas partidas y destinar algo al ahorro. Además, seremos más previsores a la hora de hacer frente a las facturas del gas o la electricidad, que se disparan en los meses de mucho frío.

Aquí va una recopilación de buenos consejos para no excederse en el gasto. Puede que cada uno aislado parezca poca cosa, pero no hay que olvidar el refrán: “Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero”.

Casa

El hogar nos ofrece muchas posibilidades para reducir las facturas de gastos fijos. Si toda la familia se ocupa de tener buenos hábitos, podremos ahorrar considerablemente.

Calefacción

• Ventilar el tiempo preciso: 10 minutos es suficiente

• Instalar termostatos para encender la calefacción sólo si es necesario: a la hora en que vamos a llegar a casa o antes de levantarnos por las mañanas

• No pasarnos con la temperatura: 20o por el día y 18o por la noche es suficiente. Ponerse una chaqueta es gratis, levantar un grado la temperatura…

• Aislar con cortinas y alfombras

• Cerrar las persianas por la noche para evitar el frío en invierno, y por el día para

protegerse del calor en verano

• Colocar toldos y cristales tintados o espejados en verano para protegernos del sol

• Instalar persianas en las ventanas de las buhardillas

• Si es posible elegir, que la casa no tenga orientación norte

Electricidad

• Cambiar los viejos electrodomésticos puede ser rentable. Los de clase A consumen hasta un 55% menos y en algunas comunidades existe una subvención o “plan renove” para ello

• No poner salvapantallas en el ordenador, sino desactivar la pantalla después de unos minutos sin uso.

• No utilizar programas de agua caliente en la lavadora.

• Evitar usar la secadora de ropa cuando el tiempo lo permita.

•Descongelar la nevera en cuanto tenga escarcha

•Cambiar el despertador que permanece siempre enchufado por uno clásico o por la alarma del móvil

• Desenchufar los aparatos que no usemos y no dejarlos en stand-by

• Sustituir las bombillas tradicionales por las de bajo consumo

• Aprovechar el calor residual de la plancha y la cocina (o sea desenchufar un poco antes)

Reducir el consumo de agua

• Cerrar el grifo mientras nos lavamos los dientes o nos afeitamos (en un minuto pueden salir 6 litros)

• Poner reductores de caudal en los grifos

• Aprovechar el agua del baño del bebé para regar las plantas o fregar los suelos

• Si tenemos jardín, plantar especies que necesiten poco riego, adecuadas para la zona

en la que vivamos, y olvidarse del césped

• Regar de noche para reducir la evaporación e instalar sistemas de riego por goteo

• Poner el lavaplatos y la lavadora sólo cuando estén llenos (ahorra hasta un 30% en las

facturas de agua y electricidad).

Limpieza

• Un detergente, amoniaco y lejía bastan para casi todo y no es preciso tener todo lo que anuncian: para el polvo, para el suelo, para el horno, para los baldosines.

• Las marcas blancas en detergentes para lavadoras permiten un ahorro de hasta el 40%.

• Echar la mitad de la dosis recomendada de detergente: lava igual de bien y es más respetuoso con el medio ambiente.

• No utilizar las bayetas de usar y tirar.

Alimentación

En la cocina es donde más se puede ahorrar. Hay que volver a las recetas tradicionales y echar mano de la imaginación para aprovechar las sobras. Las sardinas, las legumbres, los cocidos son un ejemplo de alimentos saludables, recomendados por los nutricionistas que están a muy buen precio.

Al hacer la compra

• Comparar. Las asociaciones de consumidores publican estudios anuales en los que demuestran que comprar en un supermercado u otro permite ahorrar hasta 1.000 euros anuales.

• Elegir frutas y verduras de temporada.

• Fijarse en el precio por kilo y no en el de la unidad.

• En los productos de consumo frecuente interesa ahorrar aunque sea unos céntimos y merece la pena ir a otro supermercado distinto del habitual si son más baratos.

• No acudir con hambre al supermercado y llevar una lista con lo necesario.

• Puede que interese más comprar en pequeñas superficies que en las grandes, donde quizá acabemos llevándonos una caja de herramientas que no necesitábamos.

• Los alimentos no elaborados son más sanos y económicos que los platos preparados.

• Mirar en los estantes de arriba y abajo, donde suelen estar los productos más económicos.

• Comprar marcas blancas (pueden ser hasta un 40% más baratas).

• Valorar las ofertas, a veces no necesitamos lo que nos quieren vender.

En la cocina

• Tapar las ollas y cazuelas durante la cocción.

• Utilizar ollas de cocción rápida y cazuelas de los materiales adecuados al tipo de cocina, que transmitan bien el calor.

• Abrir el horno sólo cuando sea necesario (se escapa el 25 % del calor).

• Cocinar varios platos a la vez y congelar.

• Aprovechar las sobras. Las amas de casa de antes sabían mucho de esto y podemos pedir consejo a madres y abuelas. Con las sobras del pollo se prepara una ensalada, con las de las legumbres un puré, etc.

• Llevar nuestra propia comida al trabajo. Es mucho más saludable y barato. Y lo mismo para los niños: mejor el bocata de toda la vida que el bollo de máquina.

Desplazamientos

Es un gasto importante, sobre todo si tenemos coche. ¿Nos hemos parado a pensar si no sería mejor alquilar uno cuando queramos hacer un viaje en vez de pagar las reparaciones, la ITV, la gasolina, el seguro, el impuesto de circulación, el aparcamiento, las multas…?

En coche propio

• Elegir los modelos de menor consumo y pensar que quizá no necesitemos un todoterreno para ir de casa al trabajo y del trabajo a casa .

• Comparar los precios y las coberturas de los seguros, y revisar cada año las condiciones, porque puede que a partir de los cuatro años de antigüedad del coche no nos interese un “todo riesgo”.

• Arrancar sin pisar el acelerador.

• Si el motor es de gasolina, no hay por qué calentarlo, debemos salir nada más arrancar; si es diésel, puede que convenga esperar unos segundos, pero pocos.

• Parar el motor en retenciones o esperas que duren más de dos minutos.

• Cambiar a segunda inmediatamente, circular con marchas largas y sin revolucionar el motor, mantener una velocidad estable, frenar sin reducir cuando sea posible.

• No superar los 90-100 km/h permite ahorrar hasta el 15% de combustible.

• Inflar a la presión adecuada los neumáticos disminuye un 5% el consumo de gasolina.

• Evitar la sobrecarga y no llevar baca si no se utiliza.

• Planificar la ruta con menos atascos, no la más corta.

• Tener presente que el consumo en ciudad es más del doble que en carretera.

• Estar atentos a las ofertas de gasolina de los hipermercados.

• Turnarse con otros padres para ir al trabajo o para recoger a los niños.

En transporte público

Es la opción más económica, pero no viajemos ni un día sin abono mensual, de diez viajes, bonometro, etc.

Compras

• Es preferible pagar en efectivo que con tarjeta,.porque eso permite llevar un mejor control y ser conscientes de lo que cuestan las cosas

• Tener las tarjetas imprescindibles y dar de baja las demás. Cuestan dinero. La mayoría tienen una tarifa anual superior a los 12 euros. En cambio, está bien hacerse con las tarjetas de bonificación de puntos, como las Travel club, que no cuestan nada

• Estudiar si interesa (y se puede) liquidar préstamos e hipotecas. A veces una subrogación ahorra mucho dinero a la larga.

• Aprovechar las promociones de los bancos por domiciliar la nómina (y cambiar de banco cuando haga falta).

• Elegir bancos que no cobren comisiones (o que cobren menos que otros).

• Pedir descuentos en todas partes. Hay que probar por si acaso: a veces resulta que sí.

• Si vemos algo barato y adecuado para regalar, comprémoslo, aunque aún no sepamos a quién, ya llegará un cumpleaños, reyes, fiestas del colegio de los niños…

• Las compras por Internet pueden salir más rentables.

• Las rebajas están bien, pero comprar barato algo que no necesitamos es tirar el dinero.

• Hay cosas que se pueden pedir prestadas porque las usamos de tarde en tarde, como algunas herramientas.

• Los pequeños gastos diarios son un gran gasto a fin de mes: el periódico, el desayuno fuera de casa…

• Revistar los tiques, facturas y movimientos de nuestra cuenta.

• Comprobar siempre el cambio cuando nos den la vuelta.

• Estar atentos a las subvenciones, ayudas, carné joven, abonos…

• Aprender a hacer pequeñas reparaciones, labores de costura, muebles…

• Mirar bien las etiquetas antes de comprar una prenda para poder lavarla fácilmente y no tener que llevarla a la tintorería.

• Antes de adquirir algo importante (una lavadora, una cámara de fotos…), buscar en Internet opiniones de otros usuarios para saber su grado de satisfacción con marcas y modelos.

• Utilizar cosméticos de baja gama, porque la diferencia de precio resulta abismal y el resultado viene a ser el mismo.

• Ahorrar en peluquería. Podemos cortar el pelo a los niños o renunciar a las mechas, que son caras de mantener.

• Comprar medicamentos genéricos. Consultar al farmacéutico si existe una alternativa más barata a lo que necesitamos.

• No jugar a la lotería, perderemos la ilusión, pero estadísticamente es tirar el dinero.

Teléfono e Internet

Mucha gente ignora qué plan de llamadas tiene y cuáles son sus tarifas. Esto no puede ser. Hay que estudiar las facturas, hablar con la compañía para ver qué nos conviene más y comparar entre distintas empresas. Además, las necesidades cambian: puede que antes enviáramos muchos mensajes y ahora llamemos más a fijos.

• Pasarse al prepago si se es un charlatán empedernido para ser conscientes de lo que vamos gastando.

• Tener en casa tarifa plana de llamadas e Internet, lo más útil para ahorrar en teléfono (sobre todo si tenemos hijos adolescentes) y poder disfrutar de las ventajas de la red sin limitaciones (por ejemplo, no tendremos que comprar enciclopedias).

• Si hacemos llamadas a otros países, podemos utilizar programas gratuitos como el Skype, pero si no es posible, acudir a un locutorio o comprar tarjetas telefónicas para controlar el gasto.

• Si viajamos, tengamos mucho cuidado con el servicio roaming, porque suele ser carísimo. Las llamadas que recibimos estando fuera de España también las pagamos nosotros.

• Evitar llamar a los números 901, 902, etc. porque son más costosos. Sólo los 900 son gratuitos.

• Cambiar de compañía o amenazar con hacerlo puede reportarnos ventajas.

Ocio y salud

Para pasarlo bien no hace falta gastar mucho. De hecho, las diversiones que más gustan a los niños son las más baratas, como ir de excursión al campo, visitar un museo..

• Si vamos a ir a un restaurante, mejor que sea para comer que para cenar, porque resulta más barato.

• Leer el periódico en Internet

• Pagar por descargarse música de la red es más barato que comprar discos.

• Utilizar las bibliotecas públicas para el préstamo de libros.

• Si no podemos pagarnos un gimnasio, siempre podremos salir a correr o invertir en bicicletas para toda la familia.

• Evitar las adicciones como el tabaco, el alcohol o incluso las bebidas de cola. Es fácil de decir, pero muy difícil de llevar a cabo. La mejor inversión y el mayor ahorro sería lograrlo.

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