Empezar a caminar es un momento grandioso para todos los de la casa. Y cambia la vida no sólo al niño sino a la familia al completo. Hay que tener otros cuidados y empezar a decir un “no” bien decidido. El pequeño se lanza a por su independencia cuando todavía no sabe ni siquiera torcer, anda recto, y los padres tienen que estar muy atentos a su seguridad y a compartir la inmensa alegría de los primeros andares.
Un largo camino para empezar a andar
Hay que recorrer todo un proceso psicomotriz que empieza con el control de la cabeza alrededor del tercer mes; ese es el punto de partida del equilibrio. Tienen que ir poco a poco adquiriendo control muscular hasta lograr la maduración neuromotriz necesaria para caminar. Este control se va logrando de arriba abajo: cuello, espalda, caderas, piernas y pies, y del centro hacia fuera: usan los brazos antes que las manos y las rodillas primero que los pies.